La importancia de la calidad del agua en la salud

El agua es fundamental para el buen funcionamiento de nuestro organismo: es necesaria para metabolizar los nutrientes de los alimentos, favorece el tránsito intestinal y es termorreguladora. ¡Y estas son solo una pequeña parte de sus funciones!

De ahí que el agua sea tan importante para la salud.

El agua y la salud

En este post nos vamos a centrar en la importancia para la salud del consumo de un agua de calidad. Y para ello vamos a comenzar con algunos datos:

  • Entre el 60 y el 65 % del peso corporal de un adulto es agua.

  • La cantidad de agua diaria recomendada en adultos oscila entre los dos y dos litros y medio (dependiendo de factores como el sexo, la masa corporal y la edad).

  • Al menos el 80% de la cantidad de agua recomendada diariamente se obtiene mediante la ingesta directa de agua.

Son razones suficientes para consumir un agua de la mejor calidad, que servirá para todas estas tareas…

Beneficios de una buena hidratación

Cuando hablamos de salud y hábitos saludables siempre pensamos en la alimentación y en el deporte. Pero, ¡no hay que olvidarse de una buena hidratación! Hidratarnos con agua de calidad nos ayudará a:

  • Trabajar de forma adecuada y mantener la concentración.

  • Favorecer el tránsito intestinal y lubricar el aparato digestivo.

  • Mejorar la función de los riñones, favoreciendo la eliminación de toxinas y deshechos.

  • Regular la temperatura corporal. Un buen ejemplo es cuando hacemos ejercicio, momento en el que la hidratación es crucial.

  • Mejorar la elasticidad de la piel. Un 72 % de la piel es agua por lo que hidratarse bien suele ser sinónimo de una piel sana.

  • Evitar los síntomas de una mala hidratación, como el aumento del cansancio y la disminución del rendimiento físico e intelectual.

Pero recalcamos que el agua tiene que ser de buena calidad. De lo contrario, puede provocar efectos adversos en la salud, como que poco a poco se acumulen pequeñas cantidades de sustancias tóxicas en el organismo.

Una ingesta continuada de nitrato, mercurio, aluminio, cobre o plomo puede derivar a medio y largo plazo en problemas gástricos.

Además, el agua con mucha cal, lejos de mejorar la elasticidad del cutis, puede perjudicar tanto a la piel como al cabello. Como los electrodomésticos, estas partes de nuestro cuerpo también sufren los estragos del exceso de cal.

Principales problemas del agua de mala calidad

Aunque el agua de nuestro grifo es potable, estos son algunos de los factores que pueden provocar que su calidad disminuya, afectando no solo al sabor sino también a la salud, a la piel y al cabello.

  • Dureza del agua: Un agua dura contiene calcio, magnesio y, en algunos casos, hierro.

  • Presencia de metales: Es posible que el agua pueda contener rastros de cobre, zinc, níquel, plomo, hierro, de procedencia natural o bien del estado de las cañerías.

  • Turbiedad: Se da cuando existe la presencia de partículas que disminuyen la transparencia del agua.

  • Virus y bacterias: La presencia en el agua de bacterias y virus puede provocar enfermedades gastrointestinales, que afectan con más frecuencia a niños y a ancianos.

¿Cómo obtener un agua de calidad?

Para combatir todos estos problemas no solo existe la opción de las botellas de agua mineral. De hecho, el consumo en botellas o garrafas conlleva un elevado coste económico, de tiempo para ir a buscarlas y medioambiental (un hogar produce unos 3 kilos de residuos al mes).

Cada vez cobra más fuerza la alternativa de instalar un sistema de tratamiento de agua en el hogar. Antes de su instalación, se estudia cada caso para solucionar de la forma más efectiva posible los problemas con la calidad del agua. Por ejemplo, para combatir la dureza del agua se instalan descalcificadores, mientras que sistemas como el de ósmosis inversa ofrece los mejores resultados en cualquier ambiente.

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